La globalización nos hace cada vez más iguales, más indefensos y más obedientes consumidores. Es un fenómeno inevitable que actúa internacionalmente, sin derecho ni reglas internacionales y sin que los gobiernos nacionales puedan controlar sus efectos positivos o negativos
Esta en efecto si ha causado una riqueza universal. Pero una riqueza que provoca grandes desigualdades económicas y sociales dentro y fuera de los estados, impidiéndoles a los gobiernos actuar de manera apropiada.
Toda actividad humana acaba siendo regulada por leyes nacionales o internacionales. Es imprescindible para que el mundo no caiga en mayores desigualdades de las existentes. Si estos movimientos de libre circulación financiera están fuera de control, producirán grandes desajustes. La globalización es muy positiva pero no puede actuar sin ser regulada.
Los ciudadanos o consumidores advierten estas disfunciones y buscan refugio en unidades más pequeñas, familiares, inteligibles y protectoras. Se refugian, en la identidad étnica, tribal, cultural o religiosa. El fenómeno conduce a que la integración y la desintegración se retroalimentan.
La globalización no es un fenómeno de menosprecio ya que gracias a ella el mundo ha visto una nueva forma de unidad, sin embargo es necesario un programa que no solo nos diga que es sino como usarla de manera adecuada, es decir tener un control.